Los Homosexuales piden respeto, pero no respetan las opiniones contrarias: son intolerantes


Muchas personas dicen que la homosexualidad es una enfermedad, que permitir el matrimonio igualitario es una degradación moral y que los niños criados por homosexuales corren el grave peligro de ser educados en la perversión. Cuando uno señala la homofobia que encierran esos comentarios, inmediatamente se nos acusa de intolerantes. Al parecer, la tolerancia implica aceptar también los insultos, las mentiras y, por qué no, la intolerancia misma.

Y eso es falso. Para que la tolerancia se atenga, debe controlarse el único elemento que la puede dinamitar por dentro hasta desaparecerla: la intolerancia. A este proceso fisiológico Karl Popper lo denomina ''paradoja de la intolerancia''. En ''La sociedad abierta y sus enemigos'' lo explica así:

La tolerancia ilimitada puede conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada a aquellos que son intolerantes, si no estamos preparados para defender una sociedad tolerante frente al acoso de los intolerantes los tolerantes serán destruidos y con ellos la tolerancia.

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